lunes, 15 de febrero de 2016

Diez meses de despropósitos y desgobierno




El pasado 24 de mayo se celebraron las elecciones municipales y forales. En las mismas se produjo un vuelco importante, como fue el que la candidatura más votada fuera la del PNV, por un estrecho margen, por delante de quienes han dirigido este Ayuntamiento durante más de 3 décadas.

Han pasado desde entonces 9 meses. Y es que por aquel Pleno organizativo quedaron las caras de circunstancia de unos y otros, cuando el PSE claudicaba ante los 52 votos del PNV sin ni tan siquiera consultar sus intenciones al resto de la oposición, a sabiendas de que sus prácticas durante más de tres décadas de gobiernos habían escocido a todas y todos, y que conseguir un acuerdo sería prácticamente inviable (muy parecido a lo que vive el Partido Popular hoy en Madrid).

En aquel Pleno organizativo se crearon dos direcciones ad-hoc para el PSE y, de esta manera, 7 de sus 8 concejales y concejalas lograban algún tipo de liberación. A cambio, el PSE prometía pleitesía institucional, y mandar al exilio al hasta entonces regidor Alfonso García. Así, con Suances fuera por decisión personal (no se presentó) y García “pre-jubilado” con todos los honores (ahora es director de empleo en la Diputación) el PNV vendía como un éxito el “acuerdo de estabilidad” que les habían impuesto a ambas formaciones desde arriba.

Todas y todos se las veían felices ya que por fin se había alcanzado un pacto que diese estabilidad y confianza a nuestro municipio, tan necesitado de ambas cualidades. Pero día a día vemos como dicho pacto no era más que una mera pantomima, algo ficticio, no real, que había servido a unos para encabezar el Ayuntamiento y asegurarse la mayoría a la hora de sacar tasas y presupuestos, y a los otros para seguir pisando moqueta y asegurarse algunas parcelas de poder.
Pero gobernar es más que alcanzar acuerdos en el reparto de puestos y sillones. Gobernar es hacerlo con medidas eficaces que permitan a nuestro municipio resolver los problemas de toda índole que padecemos y en momentos como el actual, en nuestro parecer, atender eficazmente a las personas que como consecuencia de la crisis económica se han quedado sin recursos y están en grave riesgo de exclusión social.

Para gobernar atendiendo a las necesidades de nuestro municipio hay que ponerse manos a la obra y sacar adelante unos presupuestos que sirvan para empezar a cambiar el rumbo de las cosas. Y esto, que recordamos que era uno de los puntos del “acuerdo de estabilidad”, no ha sucedido. Estamos en febrero de 2016 funcionando con unos presupuestos de 2014.

En cada comisión, en cada Pleno, las palabras más gruesas son las que se lanzan entre los “socios” de estabilidad, dejando muy claro que aquel pacto no era viable. Hemos asistido en las tasas e impuestos a una congelación encubierta, donde el PSE apoyó nuestra propuesta de tarjeta social del KBus ante la atónita mirada del concejal delegado de hacienda del PNV. Hemos asistido en la pretendida prórroga a-legal de recogida de basuras a una negativa del PSE a una práctica que ellos mismos venían desarrollando, con la sorna de achacarle al PNV “lo que antes era malísimo, ahora no lo es tanto”. Hemos asistido al anuncio público de una auditoría externa de todo el Ayuntamiento por parte del PNV, de la cual no se sabe nada más aparte del ruido generado, que suena a una amenaza a su socio de estabilidad (PSE) o te portas bien, o acabo “abriendo puertas y ventanas” (término que oímos por parte de la actual Alcaldesa durante la campaña electoral y que parece haberse quedado en nada). Estamos asistiendo a la incapacidad de ambos partidos a ponerse de acuerdo para los presupuestos de 2016.

No tener presupuestos, que son la concreción de la acción de gobierno, ha significado que, por ejemplo, las Ayudas de Emergencia Social empiecen con la cuantía de 2014. Recordemos que ya en 2015 todas aquellas familias que tuvieron cita a partir de finales de marzo vieron como lo que se les debería conceder fue reducido en un 50%. Si antes no podíamos atender las necesidades reales de los barakaldeses y barakaldesas, ya que rápidamente dicha partida se agotaba, imagínense lo que está ocurriendo en la actualidad, con una disminución brutal de dicha partida (ojo, que no nos vendan que no existe reducción, porque el problema radica en que hay un 44% más de solicitudes con el mismo presupuesto).

No tener presupuestos significa no poder tener una adecuada política de inversiones en nuestro municipio. Inversiones, que nos permitirían mejorar sensiblemente la calidad de vida de nuestros habitantes, además de ser la fuente de creación de empleo para nuestros desempleados y desempleadas, algo imprescindible en este momento. Cierto es que la política de empleo apenas puede ser abordada desde lo municipal, pero también es cierto que los planes que se han impulsado poco o nada tienen de estratégico y continúan siendo parches a la espera de que amaine el temporal (los propios informes del Ayuntamiento indican que las contrataciones del último plan no han cumplido sus propias cláusulas, lo cual resulta sangrante), mientras el PNV continúa con el camino de privatización intensiva iniciado por el PSE, y se niegan a re-municipalizar los servicios agarrándose a la ley de racionalización del PP (resulta curioso ver como PNV, PSE y PP han votado en conjunto contra nuestra moción anti-TTIP, y defienden las privatizaciones).

No tener presupuestos va a significar no atender eficazmente espacios tan importantes en nuestro pueblo como la mejora y potenciación de nuestro tejido asociativo, de nuestra cultura, etc. Vemos como el PNV funciona a base de publicidad y a trompicones, acción reacción, dejando a las claras que a día de hoy se ha dedicado más a poner una sonrisa y a convertir la gestión municipal en buenas intenciones, que en abordar las cuestiones verdaderamente importantes y de calado. Si no fuese por la presión vecinal y la labor lobista que ejerce el tejido asociativo, seguiríamos sin mesa de puntos negros, o de malnutrición, o de desahucios… Dicho sea de paso, mesas que el PNV se niega a dotar de oficialidad, convocando a quien quiere y cuando quiere, para desesperación de la oposición y de las entidades del pueblo.

Desde Irabazi Barakaldo queremos denunciar públicamente esta situación. Exigimos seriedad y responsabilidad al actual equipo de gobierno municipal y que nos presente un borrador de Presupuestos Municipales para discutirlo ampliamente, en un proceso de participación ciudadana abierto a todas las demandas y sugerencias que nuestras vecinas y vecinos nos puedan aportar. Está claro que esto ya no será posible, puesto que un proceso serio de presupuestos participativos necesita de al menos 6 meses, más si cabe siendo los primeros de esta índole que se desarrollarían, pero, al menos, que inicie el proceso formalmente para 2017.


Y para todo esto, el primer paso fundamental es presentar unos presupuestos que nos permitan ir construyendo el Barakaldo del futuro. Un municipio sin exclusión social, con propuestas de creación de empleo, con servicios de calidad y con estabilidad. Y es que, hasta ahora, lo único estable que ha generado el PNV han sido los dos cargos en direcciones del PSE.

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